lunes, 8 de diciembre de 2008

El Mundo Bipolar





Desde el término de la guerra el anhelo de paz mundial que se puso de manifiesto en iniciativas como la creación de la ONU, se vio amenazado por el surgimiento de dos bloques antagónicos encabezados por las dos superpotencias emergentes; la expansión de la órbita soviética o bloque oriental abarcó a todos los países liberados de la Alemania nazi por el Ejército Rojo: Polonia, Checoslovaquia, Rumania, Hungría, Yugoslavia y Bulgaria. EE.UU. hacía sentir su influencia sobre los países de Europa occidental, con asistencia financiera a través del Plan Marshall.
Las esperanzas de paz que emanaban de la ONU quedaron oscurecidas por la aparición de dos bloques antagónicos de potencias: un bloque occidental, alineado alrededor de los EEUU, se enfrentaba al bloque socialista o "del este" de Europa, agrupado en torno a la URSS. La bipolaridad creaba de inmediato la posibilidad de una nueva guerra.
Tales sucesos hicieron reaccionar a los EE.UU. El presidente Truman llevará adelante su plan de detención del comunismo. Una serie de organizaciones dieron vitalidad al bloque occidental. Se pretendía crear un cerco de contención frente a la URSS.
La ayuda económica a la Europa occidental, llevada a cabo desde 1947 por el secretario de Estado, Marshall, nació fundamentalmente de esa preocupación, en un intento de protegerse del avance comunista por Occidente. El Plan Marshall fue rechazado por la Unión Soviética, y los países europeos orientales de su área de influencia siguieron el ejemplo ruso. Los campos se delimitaban: según el concepto de Churchill, una "cortina de hierro" separaba al mundo en dos bloques antagónicos.
A estos pactos de unión "occidental". Rusia contestó con pasos paralelos, afianzando al otro bloque, el oriental, con la creación de otra serie de organismos paralelos.
La guerra es siempre un peligro constante, lleva a un clima de tensión y amenaza. Sin embargo, la guerra general se hace difícil, todos los conflictos son locales y en ellos sólo se usan armas convencionales. Está el recuerdo de la destrucción de la guerra pasada, y la posesión de armas atómicas, por los dos bloques, lo que reduce las oportunidades de una nueva guerra mundial, que conllevaría la destrucción de la de la humanidad o del planeta tal como lo conocemos.


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